¿Y si nos dijeran que está bien notar el cableado o las tuberías en las paredes? ¿Que podemos dejar muros desnudos, y otros detalles de la estructura completamente descubiertos? Entonces, estaríamos hablando del estilo industrial, una tendencia atrevida, quizás un tanto difícil de entender ara los más puritanos del diseño de interiores; permisiva, pero hasta cierto punto, otro reto para el buen gusto y la creatividad, ara permitirse explorar y experimentar con los espacios, sacando su máximo potencial, inclusive, a sus “defectos”.

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Imaginemos a un joven artista en New York en la década de los 50’s, llega a un depósito o una fábrica de gran extensión y abundante luz natural que entra por ventanales que se extienden a lo largo de la estructura. Muros de ladrillo, vigas y caños a la vista, pisos y techos de hormigón, ara cualquiera, en aquella época, uno puede imaginarse lo difícil que podría resultar, intervenir el área para convertirla en un espacio; pero en la mente de estos artistas, fue un lienzo en blanco, que les permitió aprovecharse de estas aparentes imperfecciones y generar así toda una nueva tendencia, que sigue vigente hasta el día de hoy.

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Permite también, el eclecticismo, mezclando diferentes estilos, una mesa minimalista y moderna, con sillas y muebles antiguos, eso, sumado a paredes de ladrillos y estantes de madera o hierro; tal vez, puede evocar una sensación gris y húmeda, pero con unos cuantos toques de color, mezclando diferentes texturas y formas, se pueden conseguir excelentes resultados; debe tenerse cuidado con dejarse llevar por las imperfecciones y a desnudez de la estructura, hay una línea muy fina, entre lo industrial y lo descuidado, el equilibro es la clave si se quiere seguir esta tendencia.

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También se presta para la restauración y reutilización de muebles y objetos, una mesa desgastada, una caja de madera un poco roída, macetas, cuadros, e inclusive viejos cuadros, o  hasta lámparas, jarrones y potros accesorios, pueden ser una excelente forma de activar la creatividad y darle vida y marcar tu sello en estos espacios, todo es válido, siempre y cuando se logre el equilibrio entre lo rústico e industrial, con la sobriedad y lo estilizado.

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Así como la obra se encuentra en el lienzo, y es trabajo del artista descubrir y develar la obra que yace en el blanco; así mismo, el estilo industrial, nos enseña que el espacio que queremos generar está ahí, con sus paredes desnudas, su cableado y su estructura velada, ya sea intencionalmente o por el paso de los años, descubramos el potencial que tienen los espacios, convirtamos imperfecciones, en virtudes.  

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